PARRALES MENDOCINOS

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Este es un cuadro con historia.Mi mamá es mendocina, y desde muy chiquita me llevaban a Mendoza a visitar a mi querida familia.Adoro la montaña,su clima y a los mendocinos. Yo me crié en Buenos Aires, y me encantan los atardeceres sobre la ciudad, pero nunca vi un atardecer más bello que en Los Penintentes, cuando no había nada.Hoy día es un centro muy importante de turismo, pero yo tuve la suerte de conocerlo antes.

Hacía un tiempo que quería hacer un cuadro con montaña, valle y lo típico de Mendoza, la clásica foto del Aconcagua. En un viaje de mamá a Mendoza, después de que la abuelita Isabel partió, le pedí a mamá que me trajera postales de esas que compran los turistas con paisajes de la provincia, siempre pensando en lo típico. Entre las fotos que me trajo mamá había una foto de parrales.Fué muy movilizante.Ya no pude pensar en otra cosa que:"Tengo que hacerlo".Volví a ver la foto, le saqué una foto mental y la guardé.No quise verla más, para no copiarla sino para recrearla. La trabajé en mi cabeza durante meses, hasta que la volqué al papel, cada tronco debía estar en un lugar preciso,la luz debía caer en un lugar y en otro no y los árboles se debían refleja sobre el agua de la acequia.

Cuando tuve todo eso, elegí los materiales:lana para los troncos y el suelo; cinta antigua(si estaba mareada, mejor) para la hojas y los racimos;hilos de bordar, para el cielo y el agua.Me limité a estos materiales y a estos espacios.Busqué los materiales en mercerías antiguas que tienen materiales que nadie quiere, como cintas mareadas o hilos "de clavo".De esa manera podía conseguir más tonos y mas variedad de texturas, ya que conseguí cintas que ya no se fabrican. Lo hice en tres meses, ya que tenía todo en mi cabeza.Me encantó hacerlo.Fué mágico, ya que sabía donde tenía que estar cada puntada, cada color, no bordé formas, borde luces y sombras.De cerca no se ve ni una sola hoja, sólo hice perspectiva y manchas.De lejos se ve lo que es.

Le gustó a toda mi familia.Al jurado les gustó, ya que me dieron el segundo lugar pero no les gusto el marco. A mi me gusta porque es una imagen rustica y no imagino una imagen rústica con tanta textura con un marco francés dorado.Igual estoy feliz de tener una medalla, no voy a mentir.

Mi reflexión, después de todo el proceso de creación,fue descubrir que podía hacer un bordado sin copiar nada, sin tener un patrón.Que todo lo que habia ido a aprender-dibujo,tapiz,repostería,tarjetería,etc.etc.- todos los años anteriores, lo había podido volcar en mis parrales.Pude.Fue una fuerza que me dió el impulso para empezar a salir de la depresión, me dió fuerzas para empezar a buscar ayuda,y la busqué .Y lo logré.Trabajé mucho en mí, gracias al primer impulso.Hoy día estoy libre de la depresión, del temor, y puedo decir que vivo contenta. Todo esto lo generó el hecho de haber bordado esta imagen que me fascinó desde el día que la ví.

Ahora sé que puedo hacer mucho más de lo que me creía capaz.

Por eso me gusta tanto bordar, porque cada bordado que hacemos es un pedazo de historia personal, siempre tendremos algo que contar cuando bordamos.Las bordadoras no somos tan solitarias como se cree.Necesitamos contar que nos pasa cuando creamos.También por eso es este blog.

Hasta nuestro próximo encuentro.